jueves, 17 de enero de 2013

Capítulo Veinticuatro.



 Hola chicas! Sé que he tardado, pero bueno. Lo siento ugh.
1- Solo quería recordaros que TODOS LOS COMENTARIOS que me dejáis debajo de cada capítulo en el blog SON RESPONDIDOS.
2- MUCHÍSIMAS GRACIAS POR LAS CASI 20.000 VISITAS. ESTÁIS MUY LOCAS. OS AMO <69 okno.
3- Que sepáis...Que SHEILA, la de la novela, realmente está inspirada en mi mejor amiga de la vida real LOLOL.
OS DEJO LEER CON UNA RECOMENDACIÓN MUSICAL. (No es para todos los gustos pero yo LA AMO)
 

***


Liam me miraba serio mientras yo le miraba horrorizada. ¿Cómo podía pensar que yo estaba embarazada y que Harry era el padre? Ya le aclaré que Harry y yo no acabamos en la cama. Al menos no en aquel sentido, y aparte de eso, yo no estaba embarazada. Me dio una punzada de decepción hacia Liam por no confiar en mí.

-Liam…No. –Dije, frotándome la frente. –No sigas por ahí, ya aclaramos ese punto.
-¿Pero estás embarazada? –Dijo, con peligrosa calma.

Me dolía en el alma que Liam pensara que no le había contado algo tan serio como esto. Me mordí la lengua. No podía contarle que era su novia la que podía estar embarazada. Pensé un momento, aún no había mirado el resultado.
Saqué el test con resolución y lo miré. Una raya. Una raya era no. Sonreí.

-No, Liam, no estoy embarazada. –Dije, mientras veía como él mismo miraba el resultado. 

Me abrazó como intentando animarme o darme consuelo, y reprimí una carcajada. ’’ Ay, Liam. No sabes nada. Nada de nada. ’’ Mi pobre mejor amigo excesivamente preocupado por toda la gente a la que quiere y ahora libre de un bebé. 

-Mejor así, Lane, solo tienes dieciocho. –Dijo. Me molestó porque era realmente de su novia de la que hablaba. –Pero, ¿con quién fue? –Dijo curioso.
-Contigo. –Dijo Elly, que acababa de aparecer. 

La miré con confusión. ¿Se lo iba a contar? Claro, me dije a mí misma, si no estaba embarazada, no tenía nada que esconder.
-¿Cómo? –Dijo Liam, mirándome completamente en shock.
-No, Liam. –Dije con una pequeña risa.
-Tú, conmigo. El test era mío. –Susurró Elly aún de pie, mirándome con miedo, evaluando su reacción.
-Chicos. –Dije, levantándome. –Creo que os dejo solos para que habléis, yo tengo mis propios problemas. –Comenté, caminando hacia cierta puerta amarilla tras la cual se escondía el chico de los rizos.

  Narra HARRY.

Observé como Lane salía apresuradamente del baño y me quedé quieto un  momento. Sacudí la cabeza y me pase las manos por la cara. Otra vez. Otra vez lo mismo. Pero esta vez ella no me besó a mí, la besé yo a ella. Levanté la cabeza y me tuve que obligar a hacer un análisis de la situación. Lane me besó, y debía admitir que la tensión que había en su habitación aquel día, se podía cortar con un cuchillo. Después de ese día, hablé con Louis sobre lo mal que estaba por que Lane le había dicho que no. Punto en mi contra.

Al día siguiente quise hablar con ella, pero ella no quería hablar conmigo. Punto en mi contra.

Cuando conseguí hablar con ella, entró Louis en la habitación y me quedé encerrado con ella en mi armario. Me acuerdo de cómo estuve a punto de perder el control en aquel momento. Pero Lane parecía tan agotada que besarla era probablemente lo peor que pudiera haber hecho, además ella, me rogó salir porque parecía que se ahogara. Cuando salimos, ella me explicó lo arrepentida que estaba. Punto en mi contra.

Y ahora… ¿Qué significaba esto? ¿Qué conclusión podía sacar de aquí? ¿Qué Lane me gustaba? Pues a lo mejor, si había ocurrido dos veces algo significaría. Ni si quiera yo era tan tonto para no ver lo que había delante de mí, sabía lo que era la atracción física, y Lane desgraciadamente me atraía físicamente, y eso era más que un punto en mi contra.

Pero en el caso de que solo me atrajera físicamente, podría ignorar esa atracción, pero sus reacciones me tenían atrapado. A veces tan buena y otras tan fría, Louis tenía razón. Esa muchacha me sacaba de quicio. Y me hacía cuestionarme muchas cosas, y sin embargo, a la hora de la verdad era una Lane totalmente valiente y sincera, aunque cometiera errores my estúpidos. Lo que más me molestaba era que me hacía perder el control sobre mí mismo. Aquella pequeña pelirroja derrumbaba todas mis paredes. Y eso me estaba volviendo loco.

La puerta volvió a abrirse y Lane entró de nuevo. Me miró con cautela, pero sus ojos reflejaban motivación, como si una fuerza extraña la llevara a estar en el baño de nuevo. Yo simplemente la observé.

-¿Estas de humor para hablar? –Dijo, tan bajo que tuve que quedarme callado para pensar en lo que había dicho.

¿Estaba de humor para hablar? Si estaba de humor para volver a traicionar a mi ‘’mejor-ahora-ya-no-sabía-ni-qué’’, estaba de humor para volver a enfrentarme al monstruillo pelirrojo.
 
¿Monstruillo pelirrojo? Casi sonreí ante el apodo que sin duda usaría más a menudo.

-Sí -Contesté.
-Creo que cuando cometes un error una vez, se queda en error, y puede que no afecte a nada si no se repite. –Comenzó diciendo con valentía. –Pero en este caso, han sido dos veces… -Se calló un momento para mirarme. – Y por lo tanto, ya no es un error. ¿No hay un pecado capital que diga algo sobre esto? –Murmura distraída.

Me hizo gracia su comentario, pero no era momento para reír. O a lo mejor yo era demasiado serio. 

-El caso, es que esta vez, sí que no puede volver a repetirse. –Comentó.
Negué con la cabeza ante lo ingenua que era.
-¿No te das cuenta? Prohibiendo una cosa solo la harás más atrayente. –La dije.

Ella me miró con asombro.
-¿Y qué quieres? ¿Que andemos besándonos por ahí hasta que se nos pase? –Dijo con consternación.
-No, Lane, claro que no. –Dije, suspirando. –Digo, que pasó una vez, y dijimos que nunca más, pero ha vuelto a pasar. ¿Quién te  dice que no volverá a pasar?
-Yo, lo digo yo. –Dice precipitadamente. – Harry no te entiendo.
-No estoy diciendo que lo que hicimos estuviera bien y que deberíamos hacerlo más, porque es todo lo contrario. Solo digo que deberíamos plantearnos la situación. ¿Te gustó el beso? –La pregunté directamente.

Ella se quedó paralizada como si la hubiera preguntado que si alguna vez había matado a alguien.
Pero después su gesto se suavizó y comenzó a pensar en lo que la había dicho. Una parte de mí se sentiría muy decepcionada si dijera que no.

-No lo sé Harry. –Sentenció. –Fue extraño.
-Para mí también. –Susurré.
-Pero no malo. –Comentó.
-No. –Estuve de acuerdo con ella.
-A lo mejor…En otra situación –Dijo, refiriéndose a Louis. –En otra situación puede que me lo hubiera planteado. –Dijo sin mirarme. –Pero no puedo.

Me di cuenta de que poco a poco estábamos olvidando el odio y haciendo las paces. Aunque esto no tuviera nada de pacífico.

-¿Coincides ahora en que debemos decírselo a Louis para quitarnos el peso de encima? –La digo, esperando ansioso a que me mire.  

Ella cerró los ojos con fuerza.

-Pero es que él es tan dulce…-Levantó la mirada de nuevo pero no me mantuvo la mirada durante demasiado tiempo.
-¿Tú cómo te sentirías? –Pregunté. 

Lane reaccionó y me miró fijamente con los ojos muy abiertos. Me alegré de haber conseguido que entrara en razón.

-Tenemos que decírselo. –Dijo, por fin.

Asentí con la cabeza.

-Pero no hoy, por favor. –Volvió a decir.

La miré y accedí.

-Cuando tú quieras, Lane.
-Y… ¿qué va a pasar con esto? ¿Con los besos? –Dijo, apartándose de la puerta.

Lo pensé, no sabía si ella pensaba como yo o se sentía del mismo modo. Yo sin duda, no me cerraba puertas aunque el monstruillo pelirrojo me sacara de quicio. Simplemente dejaría que las cosas fueran con calma, y como yo las sentía. No pensaba que estar juntos fuera una opción, pero poder hablar sin discutir sin duda sería bueno para los dos. No podía plantearme estar con ella porque nunca podría perdonármelo. 

-Lo que tenga que pasar. –Dije, como frase final.
-¿Eso quiere decir que ya no me odias? –Dijo, con humor.
-No, eso quiere decir que…Ya puedes hablarme, como si fuera de tu nivel. –Dije con arrogancia, a propósito.
-Claro, como si no estuvieras por debajo de la suela de mis zapatos, ¿verdad? –Dijo, devolviéndome la broma y saliendo del baño antes de que pudiera contestarla. 

Oh, así que el monstruillo pelirrojo sabía sacar las garras. Eso iba a ser divertido.

Narra LIAM.

¿El test era suyo? Eso quiere decir que lo que le estaba diciendo a Lane era realmente para…Elly. Ella se sentó a mi lado y me miró. Sus ojos azules brillaron con culpa. Colocó un rizo detrás de su oreja y respiró hondo.
-Liam, tengo un retraso, por eso pensé que a lo mejor podría estar embarazada. –Me miró para evaluar mi reacción y siguió hablando.

>>Cuando me di cuenta de que era posible que pudiera estar embarazada, fui a comprarme el test, pensé que si estaba embarazada tendría sentido saberlo, ya sabes. Hoy, estaba bastante…nerviosa, y Lane vino a hablar conmigo, así que se lo conté. Me acompañó al baño y guardó ella el test, pero Eithan se lo quitó. Por eso pensaste que era suyo…Pero era mío. Aunque no estoy embarazada, así que ya no importa.

-¿Qué no importa?-Dije. – Soy tu novio Elly. Me lo tendrías que haber dicho.
-Pero tenía miedo. –Bajó la cabeza.

Cogí su barbilla con cuidado y levanté su cabeza, haciendo que me mirara a los ojos.
-Elly, no tienes que tener miedo de mí, nunca te dejaría sola en algo así, ¿no te das cuenta?,  te quiero, embarazada o no. –Susurré. –Sí, hubiera sido algo extraño porque tenemos dieciocho años, pero nunca te dejaría sola en esto.

Ella tragó saliva y puso una media sonrisa. Pasé una mano por su espalda y la abracé. Elly embarazada. ¿Cómo hubiera sido? Me imaginé a un niño con mis grandes ojos marrones y los rizos de Elly. O con mi pelo ondulado y sus ojos azules. Sin duda hubiera sido un niño precioso. Sobre todo viniendo de ella. Aunque no me imaginaba siendo padre aún. 

-¿Estás bien? –La dije, besándola el pelo.
-Ahora mucho mejor. –Oí su risa contra mi cuello. Sonreí yo también.

Le debía una disculpa a Lane por haber cuestionado que se acostó con Harry. Ella me dijo que no, y no debería haberlo dudado. Nunca podría haber imaginado que era Elly la que podría estar embarazada. A lo mejor tenía un retraso por el estrés. No entendía mucho de ese tema pero era consciente de que el estrés podría provocarlo.

-Lo siento.-Dijo ella, sacándome de mis pensamientos. Se separó y me miró con los ojos brillantes. –Debería habértelo contado desde el principio.
-No pidas perdón, preciosa. –La dije, dándola un suave beso. –Ya no importa.

Elly me subestimaba. No podía imaginarse lo que haría yo por ella si estuviera embarazada. Nunca estaría sola ni descuidada. La quería demasiado como para que un bebé marcara una diferencia.

Narra LANE.

Martes. Llegué a clase con deseos de que aquel día fuera mejor que el lunes. Mi mundo se había puesto patas arriba. ¿Harry y yo amigos? ¿De verdad? El día anterior me pareció una buena idea pero no conseguía entender cómo Harry podía ser tan positivo con esto. ¿Acaso no le importaba Louis? Me dijo que pasaría lo que tuviera que pasar. Y que nosotros estuviéramos juntos no iba a pasar. No podía pasar.

Pero me hizo sonreír el hecho de que no me odiaba. En el fondo, eso era lo que  yo quería. Ahora el grupo estaría mucho  más unido….Si no fuera por Sheila. Fruncí el ceño. No la odiaba pero se estaba convirtiendo en un problema en mi vida. 

-¿Entonces Harry y tú ya sois amigos? –Murmuró Liam, de camino a la clase de física.
-No exactamente. Bromeamos, creo que eso es una buena señal.  –Le dije. –Yo quería que pudiéramos llevarnos bien, y creo que lo he conseguido.
-Lane, vais a acabar juntos. –Dijo Liam repentinamente. Le miré con el ceño fruncido, totalmente cabreada. –Mira Lane, os vi. Puedes sentirme mal por Louis y puedes no darte cuenta de que te gusta. Pero tenéis algo, y Lane, no es tu culpa que Harry y tú os gustéis y Louis haya salido mal parado, es triste, pero son cosas que pasan, acepta que Harry y tú tenéis…algo. Ahora no me crees, pero algún día te darás cuenta.

Me revolvió el pelo y fue a sentarse al lado de su novia, con la que compartía pupitre. Yo miré el pupitre que compartía con Harry, que estaba vacío, y fruncí el ceño. Liam no podía tener razón. Yo no quería que tuviera razón, él decía que teníamos ‘algo’, pero yo sabía que no teníamos nada en común. Harry y yo simplemente…No éramos compatibles, no podía pensar que podíamos acabar juntos. Era raro, la primera vez que le conocí fue un borde conmigo, y fue de mal en peor. Y ahora…No. Liam no tenía razón.

Me senté y saqué los libros, a la vez que Harry y Louis entraban en clase. Me fijé en la situación, Harry llevaba la cabeza gacha y Louis reía y hablaba con él como si nada. Me di cuenta de que a Harry sí que le importaba Louis, y que no podía aguantar el no decírselo. A lo mejor debería dejar de ser egoísta y contarle lo que pasó para que Harry no se sintiera mal. Levantó la mirada y me pilló observándole. Yo bajé la cabeza, incómoda, y esperé a oír cómo se sentaba a mi lado.

-Hola. –Murmuró.
-Hola. –Dije, aclarándome la garganta.

Me resultaba tan incómodo sentarme a su lado en aquel momento que tenía ganas de gritar. Movía la pierna con inquietud y miré a la profesora como si realmente la estuviera escuchando. Harry tomaba apuntes, y parecía que él sí que estaba atento. ¿Cómo podía él estar atento y que a mí me afectara tanto su simple presencia?

-Debería prestar atención. –Dijo sin mirarme, mientras seguía tomando apuntes.

Mierda. Me había vuelto a pillar mirándole. 

-Lo digo por tu bien. –Dijo, esta vez mirándome. 

Uno de sus rizos le tapaba medio ojo debido a que no había levantado la cabeza completamente. Recordé cómo era tocarlos, y tragué saliva. 

-Estoy atendiendo. –Dije cabreada.
-Sí, ya veo. –Ironizó Harry. 

Aparté la mirada con rabia y puse todas mis fuerzas en atender a la profesora. Deja de sacarme de quicio, Harry. Me daban ganas de darle un puñetazo. Definitivamente, Liam estaba muy equivocado.
En la clase no ocurrió mucho más. Conseguí no apartar la mirada de la profesora en lo que quedaba de clase, con lo cual pude callarle la boca a Harry, y me hizo sentir mucho mejor.  

Salí de allí acompañada de Dylan, el cual aún no sabía las nuevas noticias sobre mí y Harry. Caminamos junto al grupo, y me di cuenta de que Sheila no estaba. ‘Cobarde’, pensé. No debería ser así con ella, pero me sacaba de quicio de verdad. Todos estaban hablando seriamente, por lo que despertó mi curiosidad. ¿Qué estaba pasando?

-Hola chicos. –Dije, al llegar.
-Hola Lane. –Dijo Niall. –Mi padre ya ha llegado.

¿Su padre? ¿Y a mí qué me import….? Oh. Caí en la cuenta de que su padre era el superintendente que venía a mirar es expediente de Eithan.

-¿Tan pronto? –Dije, sorprendida.
-Claro, tiene que ser sorpresa para que no les dé tiempo a esconder nada. –Dijo Louis.

Me dio impresión oír a Louis dirigirse a mí de nuevo. Me sentía miserable al dejar que me hablara con amabilidad. No me lo merecía. Miré a Harry y él apartó la mirada, como leyéndome el pensamiento.

-Espero que le echen por fin. –Comenté.
-Sería la hostia. –Dijo Zayn, tan fino como siempre. –El rubito pijo me pone muy nervioso.
-A todos. –Dijo Liam.
-Pero le perderemos de vista, así que hay que ser positivos. –Dijo Dylan, con una sonrisa.

Me agradaba Dylan aquel día. Me daba tranquilidad. Le echaba de menos, así que me propuse pasar más tiempo con él. Estas navidades, sin duda.

-Oh, por ahí viene mi padre. –Dijo Niall.

Todos nos giramos rápidamente para ver a un hombre trajeado de ojos azules caminar hacia nosotros. Sin duda, era padre de Niall, la genética era indudable.

Cuando llegó a nosotros, se ajustó la corbata del elegante traje y se aclaró la garganta.

-Hola chicos.- Nos saludó.
-¿Has visto el historial de Eithan?-Preguntó Niall.

Él asintió con la cabeza.

-¿Y bien? –Continuó Niall, ansioso.
-Limpio como una patena.  –Contestó su padre.

¿Limpio? ¿LIMPIO? ¿¡Como podía ser eso!? Nos quedamos todos con la boca abierta.


miércoles, 2 de enero de 2013

Capítulo Veintitrés. (MARATÓN)



Rápidamente me agaché para evitar que nadie viera el test de embarazo, pero alguien fue más rápido que yo, y ese alguien fue Eithan.

-Hombre, pelirroja. –Ese fue su saludo.

No le miré, solo podía estar atenta a lo que Eithan sujetaba en su mano derecha.

-Dámelo. –Le ordené.
-Ya empezamos. –Oí decir a Zayn. -¿Por qué no te vas con tu adinerado padre a que te compre otro soborno?

Eithan miró a Zayn por encima de mi hombro y puso una egocéntrica sonrisa. Luego volvió a mirarme.  Me lancé sobre él para quitarle el test de embarazo de Elly, pero él lo puso más alto.

-¿Qué pasa, pequeñaja, no puedes cogerlo? – Se burló. 

Miré a Elly con horror, ella tenía la boca tapada con las manos. Miré a los demás que le miraban con odio, pero negué con la cabeza para que no hicieran nada. Si se metía conmigo me daba igual, lo único que no quería era que descubrieran lo que era.

Liam se acercó hasta él, y le arrancó el test de la mano. Entré en pánico.

-Ella no, pero yo sí. – Le dijo, mirándole con dureza a la cara.
-Qué raro, que siempre tengas guardaespaldas, ¿eh? –Me dijo  Eithan.

Adair y él se fueron, y yo miré a Liam, realmente preocupada.

-Li…Liam, ¿puedes dármelo? –Le pedí. 

Él se dio la vuelta y me lo entregó, y yo lo guardé rápidamente,  porque el papel que tapaba el contenido de la cajita se había roto cuando Liam tiró de él. Pero fue tarde, Liam vio la cajita.
Él me miró sorprendido, y se quedó así varios segundos. Todos se dieron cuenta. Liam pensaba que yo estaba embarazada. Yo no iba a negarlo, porque no podía decirle la verdad. Me preocupó que Liam pensara que le había mentido, o que le había ocultado algo.

Yo comencé a caminar, negándome a seguir recibiendo la mirada confusa de Liam. 

-Eithan me saca de quicio –Comenté.
-¿A quién no? Deberíamos hacer algo para que le echen, como encontrar la grabación de las cámaras de seguridad y entregárselas a alguien que no tuviera nada que ver con su rico-y-siempre-dispuesto-a-sobornos padre. –Dijo Zayn.
-O encontrar su historial. –Dijo Dylan. –Eso tiene que ser oro, con eso podríamos echarle de aquí.
-Mi padre es superintendente. –Susurró Niall. –A lo mejor podría pedirle que viniera…Y cogiera el historial de Eithan.

Todos le miramos instantáneamente.

-Eso es una idea genial. –Dijo Louis.
-Pues hablaré con él, así al menos Eithan  no volverá a acercarse a ti. –Me dijo Niall.

Sheila soltó una risita.

-¿Qué pasa? –La dije, entrecerrando lo ojos.
-Nada, ¿qué pasa? –Dijo ella, aún con una sonrisa en la cara.
-¿Vas a empezar a joderme? –La solté. 
-¿Quién te ha jodido? –Comentó, cruzándose de brazos. –Yo creí que querías que Eithan se te acercara. Es lo que haces con todos.

Miré a Sheila directamente y puse el test al lado de Elly para que ella lo guardara.

Me abalancé sobre ella, harta de que me atacara y caímos las dos al suelo. Notaba cómo ella me tiraba del pelo, por lo que la arañé la cara. Era la típica pelea de gatas, pero me daba igual, no pensaba dejar que siguiera riéndose de mí como si ella fuera un ser superior. Oí como todos se habían levantado e intentaban separarnos, pero nadie lo conseguía. Todos gritaban para que nos separaran, y notaba manos por todas partes.

Narra HARRY.

Al ver que ni Liam, ni Dylan conseguían agarrar a Lane y que ni Louis ni Zayn conseguían agarrar a Sheila, me metí por medio y agarré a Lane como pude, ya que se movía excesivamente y se revolvía para que no pudieran cogerla. Pase los dos brazos a su alrededor y tiré con fuerza, pero con el suficiente cuidado como para no hacerla daño. Poco a poco, conseguí separarla, pese a que ella pataleaba para soltarse y poder abalanzarse sobre Sheila de nuevo.

-¡Llévatela de aquí! –Me gritó Niall. -¡Que no vuelvan a juntarse!

La di la vuelta y la cargué sobre mi hombro el tiempo suficiente como para que dejara de patalear.

-¡Harry, bájame! –Dijo, con enfado. 

Noté como me daba manotazos en la espalda para que la bajara, pero era inútil porque no me hacía daño. Llegué a la puerta del baño, y la bajé de mi espalda.
Ella caminó hacia dentro del baño, y la seguí.

-¡Qué rabia! – Dijo, apoyándose contra la pared y deslizándose hasta que terminó sentada en el suelo. – Me da asco. 

Me quedé callado esperando a que siguiera hablando, supongo que era bueno que se desahogara. Ella se tapó la cara con las manos, y suspiró profundamente. 

-Lane, mójate la cara, anda. –Le dije.

Ella levantó la cabeza, y con resignación, se levantó del suelo, para acercarse al espejo y a los lavabos. Se miró un momento al espejo y al ver sus mejillas rojas, se mojó las manos y luego mojó sus mejillas. Esperó a que se secaran, y después bebió agua. Mientras lo hacía, yo me apoyé contra la pared, esperando.

-¿Estás mejor? –Pregunté. No entendía nada de lo que había pasado ahí fuera. Ni me había dado cuenta de que entre Sheila y Lane había rivalidad.

Lane se apoyó en la pared de al lado mío y negó con la cabeza. Se le llenaron los ojos de lágrimas.
-Qué rabia. –Dijo, de nuevo, quitándose las lágrimas. 

Algo dentro de mí se removió. Odiaba ver a la gente llorar, pero que Lane llorara me resultaba aún más extraño. Y lloraba sola, sin consuelo.

-No, Lane, no llores. –Dije, acercándome un poco a ella.
-Pero me da rabia, no puedo evitarlo. –Dijo, intentando quitarse más lágrimas que salían descontroladamente. –Lo siento.

¿Qué lo sentía? Pero no podía pedirme perdón por llorar. La envolví en un abrazo. Odiaba verla llorar, pero más que me pidiera perdón por algo tan simple. No debí haberla abrazado, de todos modos.

Ella hundió la cabeza en mi hombro, sollozando. Y me devolvió el abrazo. Contuve la respiración unos segundos ante el inmenso placer que me provocó aquello. Yo solo quería que dejara de llorar, pero aquel abrazo me había desarmado.

-Oh, te he manchado la camiseta. –Dijo, apartando un poco la cabeza. – No quería. 

Me miró un momento a los ojos, frunciendo el ceño. Y no pude contenerme, algo me llevaba a querer hacerla sentir bien en todo momento, no quería que llorara por algo tan absurdo como que Sheila la provocara. 

-Deja de llorar. –La pedí, alargando una mano y apartando un par de lágrimas. 

Tragó saliva y respiró hondo, intentando calmarse. Sus mejillas volvían a estar rojas y su pelo, ligeramente alborotado. Eso la hacía parecer mucho más…Atrayente. Miré hacia otro lado, incómodo.

-Lane…-Susurré.
-¿Qué? –Contestó ella, con voz quebrada. 

Algo tiró de mí, haciendo que todas mis paredes se vinieran abajo. Me acerqué a ella lentamente y puse una mano en su mejilla, cubriendo su cara con ella. Me incliné lentamente para ver si ella me rechazaba, pero ella solo me miró a los ojos, con nuevas lágrimas en ellos. Seguí inclinándome hasta rozar sus labios, pero me alejé ligeramente, dudando. Lane subió una mano por mi brazo hasta dejarla en mi hombro, y dejé de dudar.

Narra LANE.

Notaba las manos frías y una presión increíble en el pecho. 

-¿Qué? –Contesté, conteniendo mi angustia. Mi ‘qué’ no sonó muy convincente. 

Harry me miró y puso una mano en mi mejilla, y dejé de sentir frío. Comenzó a descender, y sus ojos me atraparon, estaba entre cerrados, como si estuviera pensando. La sensación de saber que me iba a besar de nuevo provocó tal alivio en mí, que mis ojos volvieron a llenarse de lágrimas. ‘’ ¿Qué te pasa, Lane, cómo puedes llorar justo en ese momento?’’.  Sentí el roce de sus labios en los míos, pero se alejó, y eso me hizo sentir mal. ‘’Harry no te alejes, idiota’’. Mi mente quiso gritar, por lo que puse la mano en  su hombro, y sentí, por fin, sus labios en los míos.

Esta vez fue diferente a la otra, noté como sus manos subían por mi espalda y me sujetaban con fuerza, y sus labios, se movían muy lentos. Las lágrimas que antes se habían acumulado cayeron. Harry separó un momento sus labios para quitármelas, y volvió a besarme igual de lento que antes. 
Con un pequeño gemido de ansia, pasé las manos por su cuello y toqué sus rizos, que eran extremadamente atrayentes. Él me empujó suavemente hasta apoyarme contra la pared, y un escalofrío recorrió mi cuerpo. Lo hacía con tanto cuidado que no era posible que fuera capaz de besar como lo había hecho la otra vez. Besó mi mejilla y hundió la cabeza en mi pelo, dándome un suave beso en el cuello, que hizo que se me pusiera la piel de gallina. Cerré los ojos.

-Harry. –Susurré en voz baja. 

La sensación de estar contra una pared y con Harry totalmente pegado a mí, acorralada hasta el límite, era indescriptible. Se separó un momento para mirarme, y acarició mi mejilla con un dedo, haciendo que la sangre subiera rápidamente hasta ahí, provocando un cosquilleo, y haciendo que me ruborizara. 

Volvió a besarme, esta vez más intensamente, cambió totalmente de suave a desesperado. Subió una mano por mi espalda, hasta situarla en la nuca, y se apretó un poco más contra mí. De pronto, atrapé el labio inferior de Harry con los dientes y estiré un poco, haciendo que él soltara aire precipitadamente. 

La puerta del baño se abrió para ver a un Liam muy nervioso. Harry y yo nos separamos al instante, y Liam por un momento, se quedó inmóvil.

Cerró los ojos con fuerza y los volvió a abrir, como si no hubiera pasado nada.

-Siento interrumpiros, pero Lane, tenemos que hablar. –Dijo Liam, mirando a Harry. 

Yo asentí con la cabeza y salí rápidamente del baño. La historia se había repetido, y esta vez, había sido diferente. Muy diferente. Harry había sido más… ¿Cariñoso? ¿Delicado? Oh no Lane, ¿qué estabas pensando? 

-Lane, ¿qué era lo que…guardabas? Era un test de embarazo Lane. –Dijo, alterado. 

Puso las manos en mi hombro y me sentó en un banco. Dios mío, no me había acordado de que tendría una charla con Liam. No sabía ni qué decirle. Era demasiado complicado.

-Sí, Liam, era un test de embarazo. –Dije, frotándome los ojos con exasperación.
-Lane, no me lo digas tan a la ligera. –Pidió, sentándose a mi lado.
-¿Y cómo te lo digo? – Contesté. –Es un test de embarazo.
-¿Pero tú piensas que estás embarazada?
-Yo… -Intenté hablar, pero no me dejo.
-¿Es de Harry? –Dijo, haciendo que me atragantara con mi propia saliva.



Capítulo Veintidós. (MARATÓN)



Me desperté animada y extrañamente positiva aquel lunes. La razón era que aquella era la última semana de clase, y no solo eso, sino que también era la primera semana de diciembre.  Más veces había expresado mi agrado hacia el invierno y sobre todo, a diciembre y las navidades.  Además, pensé que ser positiva era algo que no costaba, y que cambiaba lo que tenías a tu alrededor, porque tú eres la que decide si quieres que te vaya bien o mal. Al menos eso pensaba yo.

Tras tomar una ducha y vestirme, miré mi correo, debido a que nos informaron de que próximamente todos tendríamos un e-mail con información sobre cuando se realizaría el test práctico y escrito de conducir. 

Fui a la bandeja de entrada y allí encontré el mensaje esperado. Lo leí y apunté la fecha en un post-it, aunque el examen estuviera a tan solo 3 y 4 días del lunes.  Me levanté y fui a reunirme con mi mejor amigo.

-Hola Liam. –Dije, subiéndome al coche y besándole en la mejilla. –A partir del martes no tendrás que volver a llevarme a ningún lado. Bueno, con un poco de suerte.
-¿Y eso a qué viene? ¿Me abandonas? –Dijo, poniendo un puchero.
-Por supuesto que te abandono. No realmente, me independizo. – Me aclaré la garganta. –No, que el jueves tengo el examen escrito en la autoescuela, y el viernes el práctico.
-Te echaré de menos –Me contestó, sonriendo. –Pero que sepas que no es ninguna vergüenza no tener coche. Elly tampoco lo tiene. 

  Sonreí y lo dejé pasar. Liam estaba encantado con llevar a Elly, y Elly estaba encantada con que Liam la llevara, sin embargo, yo, quería ser más independiente, y poder hacerlo por mí misma. Al fin y al cabo, era mejor para todos.

                                                                   ***
Salí para guardar mis cosas en la taquilla antes de entrar en la segunda clase de la mañana, y antes de entrar, asomé la cabeza a la puerta una vez más para poder ver una estresada Elly corriendo por el pasillo.

-¡Elly!-La llamé, debido a un acto reflejo.

Elly ni si quiera vaciló, giró a la derecha y se metió en el baño. Mi mente volvió a hacer especulaciones. ¿Iba a llorar? ¿Estaría enferma? ¿Liam sabría algo? Una voz a mis espaldas me sacó de mis pensamientos. 

 -Perdona, ¿Lane? –Me di la vuelta para encontrarme una chica morena, de ojos marrones, una gorra de marca y ropa ancha, sonriéndome. Cualquiera hubiera dicho que esa chica era una pandillera, una rebelde o cualquier otra cosa. Sin embargo, yo hubiera dicho que como podía ser que JJ, supiera quién era yo.

-Hola. –Contesté, sonriéndola de vuelta. -¿Qué pasa?
-¿Hoy verás a Dylan? – Me quedé un poco traspuesta al oír a la chica que a Dylan le gustaba, preguntar por él. En mi mente un ‘¡TOMA YA, DYLAN!’ resonó bien alto. Al ver que me había quedado sorprendida, JJ siguió hablando. – Se ha dejado el estuche en clase de física, ya sabes, es mi compañero de mesa. Se lo iba a dar yo misma, pero pensé que su novia le iba a encontrar antes que yo.

¿Su novia? La miré y me pareció casi inocente.

-Claro yo se lo doy, pero no soy su novia. –Contesté. – Dylan está más que libre. 

Vi a Dylan caminando a lo lejos con Zayn y Niall, probablemente yendo a su próxima clase, así que aproveché el momento. 

-¡Dylan! –Le llamé. Giró la cabeza rápidamente y me sonrió, pero su cara se volvió blanca como la nieve en cuanto me vio al lado de JJ. Casi me entra la risa. –Ven un momento, por favor.

Dylan se despidió de Niall y Zayn y se acercó hasta nosotras. 

-Hola. –Dijo, dirigiéndose a las dos. Miró a JJ de reojo un momento y luego me miró a mí. Por su expresión, casi podía decir que sabía con exactitud lo que pensaba. De nuevo, me entraron ganas de reír.

-JJ tiene algo que darte. –Le dije, mientras me hacía la desinteresada.

Él se aclaró la garganta y miró  a JJ. 

-Es tu estuche, te lo dejaste esta mañana. –Contestó, tendiéndole su estuche.
-Gracias. –Contestó, sonriéndola. –No me había dado cuenta.
-Eso está claro. –Dijo ella, con una carcajada. – De nada. 

Yo me fui alejando a medida que hablaban, y desde lejos pude ver que ellos seguían con la conversación, así que supuse que había hecho algo bien. Fue extraño hablar con JJ, parecía mucho más borde de lo que realmente era, aunque no dudaba ni un ápice que podía tener un humor extremadamente sarcástico. Debía admitir que su pose era como de la típica adolescente chula, pero había resultado ser agradable, cosa que yo no había dudado que fuera, pero aún así me había quedado gratamente sorprendida.


Cuando salí de la cuarta clase, me dirigí  la cafetería, pero a medio camino, vi a una pensativa Elly sentada en uno de los bancos del pasillo. Recordé la escena del pasillo, y pensé que a lo mejor podría hablar con ella. Vi la ocasión perfecta puesto que no estaríamos solas mucho tiempo, así que me acerqué y me senté a su lado.

-Hola Elly. –La saludé.

Ella fingió una sonrisa.

-¿Qué haces aquí? Es la hora de comer. –Dije, intentando comenzar una conversación.
-Oh, estaba esperando.
-¿A quién?

Me di cuenta al instante de que acababa de acorralarla con esa pregunta. No sabía qué contestarme, y se había quedado en silencio. Me preparé para la pregunta fuerte.

-¿Qué te pasa? 

Ella me miró, y los ojos la brillaban como nunca, como si hubiera estado a punto de llorar durante un buen rato. 

-Puedes confiar en mí. –La informé.

Ella bajó la cabeza y cogió un buen trago de aire. Como si estuviera dándole vueltas al nivel de confianza que podía llegar a tener en mí. Yo estaba segura de que Liam la había hablado de mí, y si lo había hecho, Elly debía de saber que yo guardaba los secretos como si fueran míos.

-Me he comprado esto. –Dijo, entregándome una pequeña caja envuelta en papel, con el propósito de no mostrar el contenido de la cajita.

Quité el envoltorio y mire la caja. Casi se me salen los ojos de las órbitas. Me esperaba cualquier cosa menos eso.

-Elly…Es un test de embarazo. –La dije, como si ella no lo supiera. -¿Es que…piensas que…?

Ella se tapó la cara con las manos.

-No lo sé Lane, no lo sé. Es que llevo ya tres semanas de retraso. Nunca me había pasado.
-¿Pero hay posibilidades? –Dije, mirando la caja de nuevo. Estaba sin abrir, y por supuesto, sin utilizar.

Cuando me miró tenía los ojos anegados en lágrimas.

-Puede ser. –Negó con la cabeza a la vez que se volvía a tapar la cara.
-Oh, dios mío. –La abracé, y ella me devolvió el abrazo. -¿Por qué no te has hecho la prueba aún?
-Porque tengo miedo de que de positivo.
-No tiene por qué darlo, además, es mejor estar segura. –La dije. –Ven, vamos al baño.
-No, Lane. –Dijo, quitándome la caja de mis manos.
-Escúchame, ¿no crees que si estuvieras…embarazada, sería mejor que lo supieras? ¿Qué Liam lo supiera? – Aún me costaba asimilar la posibilidad de que Elly pudiera estar embarazada. Y que Liam fuera el padre.

Ella me miró muy fijamente y suspiró.

-Es lo más lógico. –Se rindió ella. –Pero Lane, por favor, salga lo que salga, no se lo digas a nadie.

Me levanté y comencé a caminar. No me podía imaginar el agobio que tenía que llevar encima, pero en caso de que ese test diera positivo, yo sería la última en decírselo a nadie. Me imaginé que Elly estuviera embarazada, y pensé en Liam. Probablemente no sería la mejor noticia de su vida, pero Liam tenía el corazón más grande que había visto nunca, y si al final él era padre, sería uno de los mejores. Pese a tener  18 años.

(+Información: En la novela todos tienen 18 excepto Lou, que tiene 19)

Entramos en el baño y Elly abrió la cajita, sacando el predictor de dentro, y lo miró con inseguridad. La deseé suerte y volví a abrazarla, y dejé que entrara en la cabina del baño. Tardó aproximadamente un minuto en salir, y no dejaba de mirar el aparato con inseguridad.

-¿Cuánto tiempo tiene que pasar? 

Miré las instrucciones de la caja, y la informé.

-Quince. Una ralla es no, dos rallas son sí. –Comenté. –Dame, que lo guardo en la caja, lo envuelvo y en quince minutos lo miramos. 

Ella asintió y me pasó el test. Lo cogí con cuidado y lo metí en la caja, lo envolví, y me lo guardé en el bolsillo. Con un poco de suerte en quince minutos ese test de embarazo mostraría una sola ralla.
Salimos de allí y en un silencio extraño nos dirigimos hacia la cafetería. Era extraño pensar que el embarazo adolescente era algo real que le podía pasar a cualquier persona. Por muy cercana que fuera, y por muy cuidadosos que fueran.

Allí dentro, todos estaban ya en la mesa de la cafetería, y me acordé de Liam. ¡Mierda! Me vería con Elly, ¿qué se supone que debía decirle? Mi mente trabajaba rápido, y opté por decirte que no había conseguido nada. Solo conseguiría preocupar más a Liam, pero aquello era mejor que decirle la verdad. Por ahora. 

Cogimos la comida, y nos dirigimos a la mesa. Elly, se sentó al lado de Liam, el cual la miró con tanta intensidad que me encogí hasta yo en mi sitio. Nunca había visto a nadie querer a otra persona como Liam lo hacía. Liam se acercó a su oído y la susurró algo, que la hizo sonreír, y después, la besó en la mejilla. Yo miré a Elly, que tenía las mejillas sonrojadas debido al estrés.
Aún así, al mirarles, me parecieron la pareja perfecta. 

-Lane, ¿puedo robarte un poco de ensalada? –Me susurró Louis al oído.

Di un bote del susto, y eso pareció divertirle. Yo no sonreí, por la simple razón de que me sorprendió que me hablara. Yo creí que Sheila y él habían hablado de mí, y, por lo que Sheila me dijo, me dio la impresión de que Louis me odiaba o algo parecido.

-Claro Louis, coge lo que tú quieras. –Le dije, acercándole mi plato. 

Miré hasta el otro lado de la mesa, donde Sheila nos observaba fijamente, pero volví a mirar a Louis, que ya se había servido ensalada de mi plato, y me sonreía. 

-Estás nerviosa. –Me dijo, de la nada.
-Me habías asustado. Me estoy recuperando. –Le contesté. 

Él rió y siguió comiendo, y yo, no entendí nada, ¿qué pasaba por la mente de Sheila que parecía que fuera a estrangularme de un momento a otro? Seguí comiendo mientras pensaba en todo en general, cuando noté una patada por debajo de la mesa. Miré a mí alrededor, molesta, y me encontré a Liam llamándome con la mirada.

Levanté la cabeza en un gesto interrogativo y el comenzó a gesticular con la boca y las manos.
‘’ ¿Podemos hablar luego?’’  -Gesticuló Liam.

Asentí con la cabeza, y aparté la mirada. ¿Qué tendría que decirme Liam que fuera tan importante que nadie pudiera saberlo?
 Al terminar de comer, él se acercó hasta mí mientras caminábamos hacia fuera, como habíamos acostumbrado a hacer.

-¿Qué pasa? –Le dije, se le veía preocupado, y bueno, tenía motivos para estarlo, aunque él no lo supiera.
-¿Le pasa algo a Elly? –Me dijo de repente. Tragué saliva. – Es que lleva unos días…Muy rara.
-No lo sé.-Mentí. - ¿Qué la pasa?
-Está rara, está seria, no es ella misma, yo veo que la pasa algo…Pero no sé el qué. –Dijo, apretando los labios.
-¿Has hablado con ella? 
-Sí, pero me dice siempre que no me preocupe, que está bien. Pero yo la veo, y veo que no está bien, y me preocupo. No sé por qué no quiere decírmelo.

Sentía una pena terrible por Liam en aquel momento. Ojalá alguien le pudiera decir lo que pasaba. Pero ese alguien no sería yo, y algo me decía que Elly tampoco. 

-Si te dice que no te preocupes…Entonces confía en ella. A lo mejor no es tan grave o no quiere preocuparte.  – Objeté.
-Pero tú has venido con ella, ¿no te ha dicho nada? –Susurró en voz baja.
-No, es que no hemos hablado de nada en concreto. Nos hemos encontrado y hemos venido hacia aquí. No la he notado rara.

Esa era la mayor mentira que había contado en semanas. Se veía de lejos que Elly estaba hecha polvo. 

-Bueno, gracias igualmente. –Se rindió. 

En cuanto Liam terminó de decir eso, choqué contra algo, haciendo que el test de Elly se cayera aparatosamente contra el suelo.