Hola chicas! Sé que he tardado, pero bueno. Lo siento ugh.
1- Solo quería recordaros que TODOS LOS COMENTARIOS que me dejáis debajo de cada capítulo en el blog SON RESPONDIDOS.
2- MUCHÍSIMAS GRACIAS POR LAS CASI 20.000 VISITAS. ESTÁIS MUY LOCAS. OS AMO <69 okno.
3- Que sepáis...Que SHEILA, la de la novela, realmente está inspirada en mi mejor amiga de la vida real LOLOL.
OS DEJO LEER CON UNA RECOMENDACIÓN MUSICAL. (No es para todos los gustos pero yo LA AMO)
***
Liam me miraba serio mientras yo le miraba horrorizada.
¿Cómo podía pensar que yo estaba embarazada y que Harry era el padre? Ya le
aclaré que Harry y yo no acabamos en la cama. Al menos no en aquel sentido, y aparte
de eso, yo no estaba embarazada. Me dio una punzada de decepción hacia Liam por
no confiar en mí.
-Liam…No. –Dije, frotándome la frente. –No sigas por ahí, ya
aclaramos ese punto.
-¿Pero estás embarazada? –Dijo, con peligrosa calma.
Me dolía en el alma que Liam pensara que no le había contado
algo tan serio como esto. Me mordí la lengua. No podía contarle que era su
novia la que podía estar embarazada. Pensé un momento, aún no había mirado el
resultado.
Saqué el test con resolución y lo miré. Una raya. Una raya
era no. Sonreí.
-No, Liam, no estoy embarazada. –Dije, mientras veía como él
mismo miraba el resultado.
Me abrazó como intentando animarme o darme consuelo, y
reprimí una carcajada. ’’ Ay, Liam. No sabes nada. Nada de nada. ’’ Mi pobre
mejor amigo excesivamente preocupado por toda la gente a la que quiere y ahora
libre de un bebé.
-Mejor así, Lane, solo tienes dieciocho. –Dijo. Me molestó
porque era realmente de su novia de la que hablaba. –Pero, ¿con quién fue?
–Dijo curioso.
-Contigo. –Dijo Elly, que acababa de aparecer.
La miré con confusión. ¿Se lo iba a contar? Claro, me dije a
mí misma, si no estaba embarazada, no tenía nada que esconder.
-¿Cómo? –Dijo Liam, mirándome completamente en shock.
-No, Liam. –Dije con una pequeña risa.
-Tú, conmigo. El test era mío. –Susurró Elly aún de pie,
mirándome con miedo, evaluando su reacción.
-Chicos. –Dije, levantándome. –Creo que os dejo solos para
que habléis, yo tengo mis propios problemas. –Comenté, caminando hacia cierta
puerta amarilla tras la cual se escondía el chico de los rizos.
Narra HARRY.
Observé como Lane salía apresuradamente del baño y me quedé
quieto un momento. Sacudí la cabeza y me
pase las manos por la cara. Otra vez. Otra vez lo mismo. Pero esta vez ella no
me besó a mí, la besé yo a ella. Levanté la cabeza y me tuve que obligar a
hacer un análisis de la situación. Lane me besó, y debía admitir que la tensión
que había en su habitación aquel día, se podía cortar con un cuchillo. Después
de ese día, hablé con Louis sobre lo mal que estaba por que Lane le había dicho
que no. Punto en mi contra.
Al día siguiente quise hablar con ella, pero ella no quería
hablar conmigo. Punto en mi contra.
Cuando conseguí hablar con ella, entró Louis en la
habitación y me quedé encerrado con ella en mi armario. Me acuerdo de cómo
estuve a punto de perder el control en aquel momento. Pero Lane parecía tan
agotada que besarla era probablemente lo peor que pudiera haber hecho, además
ella, me rogó salir porque parecía que se ahogara. Cuando salimos, ella me explicó
lo arrepentida que estaba. Punto en mi contra.
Y ahora… ¿Qué significaba esto? ¿Qué conclusión podía sacar
de aquí? ¿Qué Lane me gustaba? Pues a lo mejor, si había ocurrido dos veces
algo significaría. Ni si quiera yo era tan tonto para no ver lo que había
delante de mí, sabía lo que era la atracción física, y Lane desgraciadamente me
atraía físicamente, y eso era más que un punto en mi contra.
Pero en el caso de que solo me atrajera físicamente, podría
ignorar esa atracción, pero sus reacciones me tenían atrapado. A veces tan
buena y otras tan fría, Louis tenía razón. Esa muchacha me sacaba de quicio. Y
me hacía cuestionarme muchas cosas, y sin embargo, a la hora de la verdad era
una Lane totalmente valiente y sincera, aunque cometiera errores my estúpidos.
Lo que más me molestaba era que me hacía perder el control sobre mí mismo.
Aquella pequeña pelirroja derrumbaba todas mis paredes. Y eso me estaba volviendo
loco.
La puerta volvió a abrirse y Lane entró de nuevo. Me miró
con cautela, pero sus ojos reflejaban motivación, como si una fuerza extraña la
llevara a estar en el baño de nuevo. Yo simplemente la observé.
-¿Estas de humor para hablar? –Dijo, tan bajo que tuve que
quedarme callado para pensar en lo que había dicho.
¿Estaba de humor para hablar? Si estaba de humor para volver
a traicionar a mi ‘’mejor-ahora-ya-no-sabía-ni-qué’’, estaba de humor para
volver a enfrentarme al monstruillo pelirrojo.
¿Monstruillo pelirrojo? Casi sonreí ante el apodo que sin
duda usaría más a menudo.
-Sí -Contesté.
-Creo que cuando cometes un error una vez, se queda en
error, y puede que no afecte a nada si no se repite. –Comenzó diciendo con
valentía. –Pero en este caso, han sido dos veces… -Se calló un momento para
mirarme. – Y por lo tanto, ya no es un error. ¿No hay un pecado capital que
diga algo sobre esto? –Murmura distraída.
Me hizo gracia su comentario, pero no era momento para reír.
O a lo mejor yo era demasiado serio.
-El caso, es que esta vez, sí que no puede volver a
repetirse. –Comentó.
Negué con la cabeza ante lo ingenua que era.
-¿No te das cuenta? Prohibiendo una cosa solo la harás más
atrayente. –La dije.
Ella me miró con asombro.
-¿Y qué quieres? ¿Que andemos besándonos por ahí hasta que
se nos pase? –Dijo con consternación.
-No, Lane, claro que no. –Dije, suspirando. –Digo, que pasó
una vez, y dijimos que nunca más, pero ha vuelto a pasar. ¿Quién te dice que no volverá a pasar?
-Yo, lo digo yo. –Dice precipitadamente. – Harry no te
entiendo.
-No estoy diciendo que lo que hicimos estuviera bien y que
deberíamos hacerlo más, porque es todo lo contrario. Solo digo que deberíamos
plantearnos la situación. ¿Te gustó el beso? –La pregunté directamente.
Ella se quedó paralizada como si la hubiera preguntado que
si alguna vez había matado a alguien.
Pero después su gesto se suavizó y comenzó a pensar en lo
que la había dicho. Una parte de mí se sentiría muy decepcionada si dijera que
no.
-No lo sé Harry. –Sentenció. –Fue extraño.
-Para mí también. –Susurré.
-Pero no malo. –Comentó.
-No. –Estuve de acuerdo con ella.
-A lo mejor…En otra situación –Dijo, refiriéndose a Louis.
–En otra situación puede que me lo hubiera planteado. –Dijo sin mirarme. –Pero
no puedo.
Me di cuenta de que poco a poco estábamos olvidando el odio
y haciendo las paces. Aunque esto no tuviera nada de pacífico.
-¿Coincides ahora en que debemos decírselo a Louis para
quitarnos el peso de encima? –La digo, esperando ansioso a que me mire.
Ella cerró los ojos con fuerza.
-Pero es que él es tan dulce…-Levantó la mirada de nuevo
pero no me mantuvo la mirada durante demasiado tiempo.
-¿Tú cómo te sentirías? –Pregunté.
Lane reaccionó y me miró fijamente con los ojos muy
abiertos. Me alegré de haber conseguido que entrara en razón.
-Tenemos que decírselo. –Dijo, por fin.
Asentí con la cabeza.
-Pero no hoy, por favor. –Volvió a decir.
La miré y accedí.
-Cuando tú quieras, Lane.
-Y… ¿qué va a pasar con esto? ¿Con los besos? –Dijo,
apartándose de la puerta.
Lo pensé, no sabía si ella pensaba como yo o se sentía del
mismo modo. Yo sin duda, no me cerraba puertas aunque el monstruillo pelirrojo
me sacara de quicio. Simplemente dejaría que las cosas fueran con calma, y como
yo las sentía. No pensaba que estar juntos fuera una opción, pero poder hablar
sin discutir sin duda sería bueno para los dos. No podía plantearme estar con
ella porque nunca podría perdonármelo.
-Lo que tenga que pasar. –Dije, como frase final.
-¿Eso quiere decir que ya no me odias? –Dijo, con humor.
-No, eso quiere decir que…Ya puedes hablarme, como si fuera
de tu nivel. –Dije con arrogancia, a propósito.
-Claro, como si no estuvieras por debajo de la suela de mis
zapatos, ¿verdad? –Dijo, devolviéndome la broma y saliendo del baño antes de
que pudiera contestarla.
Oh, así que el monstruillo pelirrojo sabía sacar las garras.
Eso iba a ser divertido.
Narra LIAM.
¿El test era suyo? Eso quiere decir que lo que le estaba
diciendo a Lane era realmente para…Elly. Ella se sentó a mi lado y me miró. Sus
ojos azules brillaron con culpa. Colocó un rizo detrás de su oreja y respiró
hondo.
-Liam, tengo un retraso, por eso pensé que a lo mejor podría
estar embarazada. –Me miró para evaluar mi reacción y siguió hablando.
>>Cuando me di cuenta de que era posible que pudiera
estar embarazada, fui a comprarme el test, pensé que si estaba embarazada
tendría sentido saberlo, ya sabes. Hoy, estaba bastante…nerviosa, y Lane vino a
hablar conmigo, así que se lo conté. Me acompañó al baño y guardó ella el test,
pero Eithan se lo quitó. Por eso pensaste que era suyo…Pero era mío. Aunque no
estoy embarazada, así que ya no importa.
-¿Qué no importa?-Dije. – Soy tu novio Elly. Me lo tendrías
que haber dicho.
-Pero tenía miedo. –Bajó la cabeza.
Cogí su barbilla con cuidado y levanté su cabeza, haciendo
que me mirara a los ojos.
-Elly, no tienes que tener miedo de mí, nunca te dejaría
sola en algo así, ¿no te das cuenta?, te
quiero, embarazada o no. –Susurré. –Sí, hubiera sido algo extraño porque
tenemos dieciocho años, pero nunca te dejaría sola en esto.
Ella tragó saliva y puso una media sonrisa. Pasé una mano
por su espalda y la abracé. Elly embarazada. ¿Cómo hubiera sido? Me imaginé a
un niño con mis grandes ojos marrones y los rizos de Elly. O con mi pelo
ondulado y sus ojos azules. Sin duda hubiera sido un niño precioso. Sobre todo
viniendo de ella. Aunque no me imaginaba siendo padre aún.
-¿Estás bien? –La dije, besándola el pelo.
-Ahora mucho mejor. –Oí su risa contra mi cuello. Sonreí yo
también.
Le debía una disculpa a Lane por haber cuestionado que se
acostó con Harry. Ella me dijo que no, y no debería haberlo dudado. Nunca podría
haber imaginado que era Elly la que podría estar embarazada. A lo mejor tenía
un retraso por el estrés. No entendía mucho de ese tema pero era consciente de
que el estrés podría provocarlo.
-Lo siento.-Dijo ella, sacándome de mis pensamientos. Se
separó y me miró con los ojos brillantes. –Debería habértelo contado desde el
principio.
-No pidas perdón, preciosa. –La dije, dándola un suave beso.
–Ya no importa.
Elly me subestimaba. No podía imaginarse lo que haría yo por
ella si estuviera embarazada. Nunca estaría sola ni descuidada. La quería
demasiado como para que un bebé marcara una diferencia.
Narra LANE.
Martes. Llegué a clase con deseos de que aquel día fuera
mejor que el lunes. Mi mundo se había puesto patas arriba. ¿Harry y yo amigos?
¿De verdad? El día anterior me pareció una buena idea pero no conseguía entender
cómo Harry podía ser tan positivo con esto. ¿Acaso no le importaba Louis? Me
dijo que pasaría lo que tuviera que pasar. Y que nosotros estuviéramos juntos
no iba a pasar. No podía pasar.
Pero me hizo sonreír el hecho de que no me odiaba. En el
fondo, eso era lo que yo quería. Ahora
el grupo estaría mucho más unido….Si no
fuera por Sheila. Fruncí el ceño. No la odiaba pero se estaba convirtiendo en
un problema en mi vida.
-¿Entonces Harry y tú ya sois amigos? –Murmuró Liam, de
camino a la clase de física.
-No exactamente. Bromeamos, creo que eso es una buena señal.
–Le dije. –Yo quería que pudiéramos llevarnos
bien, y creo que lo he conseguido.
-Lane, vais a acabar juntos. –Dijo Liam repentinamente. Le
miré con el ceño fruncido, totalmente cabreada. –Mira Lane, os vi. Puedes
sentirme mal por Louis y puedes no darte cuenta de que te gusta. Pero tenéis
algo, y Lane, no es tu culpa que Harry y tú os gustéis y Louis haya salido mal
parado, es triste, pero son cosas que pasan, acepta que Harry y tú tenéis…algo.
Ahora no me crees, pero algún día te darás cuenta.
Me revolvió el pelo y fue a sentarse al lado de su novia,
con la que compartía pupitre. Yo miré el pupitre que compartía con Harry, que
estaba vacío, y fruncí el ceño. Liam no podía tener razón. Yo no quería que
tuviera razón, él decía que teníamos ‘algo’, pero yo sabía que no teníamos nada
en común. Harry y yo simplemente…No éramos compatibles, no podía pensar que
podíamos acabar juntos. Era raro, la primera vez que le conocí fue un borde
conmigo, y fue de mal en peor. Y ahora…No. Liam no tenía razón.
Me senté y saqué los libros, a la vez que Harry y Louis
entraban en clase. Me fijé en la situación, Harry llevaba la cabeza gacha y
Louis reía y hablaba con él como si nada. Me di cuenta de que a Harry sí que le
importaba Louis, y que no podía aguantar el no decírselo. A lo mejor debería
dejar de ser egoísta y contarle lo que pasó para que Harry no se sintiera mal. Levantó
la mirada y me pilló observándole. Yo bajé la cabeza, incómoda, y esperé a oír
cómo se sentaba a mi lado.
-Hola. –Murmuró.
-Hola. –Dije, aclarándome la garganta.
Me resultaba tan incómodo sentarme a su lado en aquel
momento que tenía ganas de gritar. Movía la pierna con inquietud y miré a la
profesora como si realmente la estuviera escuchando. Harry tomaba apuntes, y
parecía que él sí que estaba atento. ¿Cómo podía él estar atento y que a mí me
afectara tanto su simple presencia?
-Debería prestar atención. –Dijo sin mirarme, mientras
seguía tomando apuntes.
Mierda. Me había vuelto a pillar mirándole.
-Lo digo por tu bien. –Dijo, esta vez mirándome.
Uno de sus rizos le tapaba medio ojo debido a que no había
levantado la cabeza completamente. Recordé cómo era tocarlos, y tragué saliva.
-Estoy atendiendo. –Dije cabreada.
-Sí, ya veo. –Ironizó Harry.
Aparté la mirada con rabia y puse todas mis fuerzas en
atender a la profesora. Deja de sacarme de quicio, Harry. Me daban ganas de
darle un puñetazo. Definitivamente, Liam estaba muy equivocado.
En la clase no ocurrió mucho más. Conseguí no apartar la
mirada de la profesora en lo que quedaba de clase, con lo cual pude callarle la
boca a Harry, y me hizo sentir mucho mejor.
Salí de allí acompañada de Dylan, el cual aún no sabía las
nuevas noticias sobre mí y Harry. Caminamos junto al grupo, y me di cuenta de
que Sheila no estaba. ‘Cobarde’, pensé. No debería ser así con ella, pero me
sacaba de quicio de verdad. Todos estaban hablando seriamente, por lo que
despertó mi curiosidad. ¿Qué estaba pasando?
-Hola chicos. –Dije, al llegar.
-Hola Lane. –Dijo Niall. –Mi padre ya ha llegado.
¿Su padre? ¿Y a mí qué me import….? Oh. Caí en la cuenta de
que su padre era el superintendente que venía a mirar es expediente de Eithan.
-¿Tan pronto? –Dije, sorprendida.
-Claro, tiene que ser sorpresa para que no les dé tiempo a
esconder nada. –Dijo Louis.
Me dio impresión oír a Louis dirigirse a mí de nuevo. Me
sentía miserable al dejar que me hablara con amabilidad. No me lo merecía. Miré
a Harry y él apartó la mirada, como leyéndome el pensamiento.
-Espero que le echen por fin. –Comenté.
-Sería la hostia. –Dijo Zayn, tan fino como siempre. –El rubito
pijo me pone muy nervioso.
-A todos. –Dijo Liam.
-Pero le perderemos de vista, así que hay que ser positivos.
–Dijo Dylan, con una sonrisa.
Me agradaba Dylan aquel día. Me daba tranquilidad. Le echaba
de menos, así que me propuse pasar más tiempo con él. Estas navidades, sin
duda.
-Oh, por ahí viene mi padre. –Dijo Niall.
Todos nos giramos rápidamente para ver a un hombre trajeado
de ojos azules caminar hacia nosotros. Sin duda, era padre de Niall, la
genética era indudable.
Cuando llegó a nosotros, se ajustó la corbata del elegante
traje y se aclaró la garganta.
-Hola chicos.- Nos saludó.
-¿Has visto el historial de Eithan?-Preguntó Niall.
Él asintió con la cabeza.
-¿Y bien? –Continuó Niall, ansioso.
-Limpio como una patena. –Contestó su padre.
¿Limpio? ¿LIMPIO? ¿¡Como podía ser eso!? Nos quedamos todos
con la boca abierta.