-¡Lane! –Oí a Elly llamarme desde el final del pasillo.
Ya era la hora del descanso por lo que no tenía otro sitio
al que ir, así que miré hacia atrás y vi a Elly a lo lejos. No tenía buena
cara. Me acerqué a ella rápidamente y me fijé en su cara. Estaba muy pálida y
tenía unas ojeras bastante marcadas. Parecía enferma.
-Elly… ¿Qué...? Dios mío. –No podía creérmelo. Yo sabía que
ella estaba mal. ¡Lo sabía!
-¿Puedes acompañarme al baño? Solo puedo confiar en ti. –Me
dijo.
-Por supuesto Elly. –La dije sin dudar.
Las dos nos dirigimos al baño. Yo sentí miedo por lo que
pudiera contarme, porque era obvio que estaba enferma, y yo rezaba por qué no
fuera algo extremadamente grave. A lo mejor solo necesitaba dormir, tenía cara
de cansancio. Entramos al baño y Elly se apoyo en el lavabo con cansancio.
-¿Qué te pasa Elly?
Ella levantó los ojos y me miró con una mueca.
-No lo sé, he estado aguantando estos días porque pensé que
se me pasaría, pero ha ido a peor. –Dijo, con tristeza.
-¿Te bajó el periodo?-La pregunté.
Ella negó con la cabeza.
-Vale, físicamente lo que te pasa es que no descansas bien,
te sientes cansada, mareada y no te viene el periodo.-Fui contando síntomas.
-Sí, debería contárselo a Liam. –Comentó, mirándose los
pies.
-Aleluya, por fin me haces caso.
Cerró los ojos con fuerza.
-Me estoy mareando. –Dijo, alarmada- Veo borroso.
Antes de que pudiera terminar la frase, corrí a su lado y la
pasé un brazo por la cintura para que no se cayera al suelo.
-Vale, tranquila, lo que vas a hacer es sentarte. –Poco a
poco la ayudé a apoyarse contra una pared y a sentarse en el suelo. – Bien,
mete la cabeza entre tus piernas, te hará sentir mejor.
Elly seguía con los ojos cerrados, pero me hizo caso. Yo me
levanté y me mojé las manos en el lavabo para mojar la nuca y frente de Elly, y
así, poder refrescarla y con suerte hacer que el mareo pasara.
-Elly, voy a buscar a Liam y esta vez no vas a negármelo.
–La dije. Ella no hizo absolutamente nada, así que me levanté y salí por la
puerta del baño.
Corrí por el pasillo lo más rápido que podía buscando a Liam
por todos los lados. Me ponía nerviosa no poder encontrarle, por que Elly podía
encontrarse peor o desmayarse. Giré por
una esquina y me choqué con alguien. Di un traspié hacia atrás pero no me caí
al suelo.
-Perdón, Lane. –Dijo Harry.
Yo miré hacia arriba y le vi, mirándome fijamente con esa
mirada tan extraña suya. También estaba Louis que me miraba impasible. Con cara
de póker. ¿Dónde estaban sus chistes y su sonrisa? Para mayor desgracia,
también estaba Sheila, y todo cuadró para mí. Harry, Louis y Sheila. De eso iba
la cosa. Últimamente los tres se habían alejado…Y junto con Sheila y
Louis…Harry había acabado cediendo de la misma forma. Sheila les había comido
la cabeza. Fruncí el ceño con molestia y volví a mirar a Harry, porque en ese
momento, lo que hicieran me importaba bien poco, yo tenía que ayudar a Elly.
-¿Habéis visto a Liam? –Dije, ignorando el comentario de
Harry.
-Está en la biblioteca. –Me contestó Louis con sequedad.
‘’ ¿Qué coño te pasa, Louis? Ya no eres tú. ¿Dónde está tu
sonrisa?’’ Esas palabras me las guardé, sin embargo le dedique una discreta
mirada de decepción y seguí mi camino, corriendo por los pasillos de nuevo. Ya
tendría tiempo de pensar en lo que acababa de ver, pero en ese momento lo más
importante era la novia de mi mejor amigo, y por descontado, mi amiga también.
Entré en la biblioteca con rapidez, y lo más silenciosamente
que pude encontré a Liam. Me senté rápidamente a su lado y él me miro
extrañado.
-¿Qué pasa? –Susurró en voz baja para no molestar a nadie.
-Tienes que venir conmigo, es urgente. –Le susurré en el
oído.
Él frunció el ceño y señaló los apuntes que estaba
estudiando.
-¿Puede ser en un momento? Ahora estoy un poco ocupado.
Negué con la cabeza rápidamente.
-Es Elly, se encuentra mal, se ha mareado. Tienes que venir. –Le dije.
La cara de Liam cambió, y tras tomarse unos segundos para
comprender y asimilar lo que le había dicho, recogió sus cosas y se levantó de
la silla. Los dos fuimos, de nuevo,
corriendo por los pasillos, hasta llegar al baño. Solo podía pensar en que no
le pasara nada a Elly. Liam se adelantó a mí y abrió la puerta con brusquedad.
Estaba realmente preocupado. Elly levantó ligeramente la cabeza, ya que aún
seguía en el suelo, y abrió la boca en cuanto vio a Liam. Mi mejor amigo
rápidamente se agachó a su lado y habló con ella, tranquilizándola. Elly apoyó
la cabeza en el pecho de Liam, y él comenzó a acariciarla el pelo con suavidad.
-¿Cómo te encuentras? –Le dijo Liam, mirándola directamente
a los ojos.
-Voy a vomitar. –Informó Elly.
Liam, sin alarmarse, sujetó a Elly por la espalda, pasando
un brazo por su cintura y con cuidado la llevó hasta el retrete. Elly se
arrodilló, y Liam, con suavidad, recogió su pelo para que no se manchara. Se
oyó una arcada, y el vómito vino justo después. Liam giró la cabeza para no
verlo, y sus ojos se encontraron con los míos.
‘’Voy a llevármela a casa’’, Liam articuló la frase con los
labios. ‘’Ve a avisar a la jefa de estudios’’.
Hice caso de lo que Liam me dijo y salí de aquel baño, una
vez más.
***
En la entrada del instituto, vi como Liam ayudaba a Elly a
subirse en su coche. Elly llevaba en las manos una de esas bolsas que se usan
para el vómito. Liam la puso con mucho cuidado el cinturón de seguridad y la
besó en el pelo, susurrándola algo que la hizo medio sonreír. Liam era, sin
duda, el chico más dulce que había conocido en mi vida.
-Hola, Lane. –Oí la conocida voz de Dylan.
Me di la vuelta y me encontré con Dylan, JJ e Izan.
-¿Qué le ha pasado a Elly? –Preguntó Dylan.
-Se ha puesto enferma, llevaba así unos días. –Le dije yo.
-Bueno, al menos ahora está en buenas manos. –Dijo. -¿Te
vienes con nosotros?
-Pues sí, porque con Harry y Louis no podría ir. –Comenté,
recordando lo que había visto unos minutos atrás.
-¿Ha pasado algo? –Dijo Izan, pasando el brazo por mis
hombros de nuevo. - ¿Tengo que pegar a alguien?
Reí y negué con la cabeza. Nos sentamos en una mesa de la
cafetería mientras comíamos, y aproveché para explicarles que pensaba que
Sheila, después de nuestra pelea, había estado comiéndoles la cabeza a Harry y
Louis hasta hacerles creer que yo les estaba haciendo algo malo, y que les
había alejado de mí a propósito.
-Oh, se la ve buena persona a la Sheila esa. –Dijo Izan,
entretenido en su comida.
JJ, Dylan e Izan comenzaron a discutir el asunto. Sin
embargo, yo pensaba en el momento en el que había visto a Harry. Liam me había
dicho que tenía que aclararme, saber si estaba enamorada de Harry, y no podía
sentirme de ninguna manera a gusto con él después de lo que había visto, era
como una pequeña decepción, porque siempre había considerado a Harry lo
bastante inteligente como para no dejar que le comieran la cabeza, y después de
esto, no sabía qué era lo que iba a
hacer, porque no podíamos tener nada ahora que se había alejado del grupo.
Suspiré y me centré en la conversación.
-…Y ahora lo único que tenemos son patatas rancias. –Terminó
su frase Izan, cogiendo una patata frita de su plato, mirándola con desprecio y
luego metiéndosela en la boca.
-Yo creo que el problema es que han metido muchas comidas
nuevas en el menú, y por eso ahora tienes menos presupuesto para comprar mejor
comida. – Contestó JJ.
-Pues que la cocinen, por eso se llama ‘cafetería’, y no ‘comedor de instituto cutre’. –Se quejó
Izan.
Me reí por la forma en la que Izan se expresaba, me
recordaba a Zayn. Hablando de Zayn…
-¿Alguien ha visto a los demás? Es como si estuvieran
desaparecidos. –Pregunté.
-Antes he visto al moreno sexy y al chico mono rubio.
–Informo Izan.
-Sí vamos, lo que vienen a ser Zayn y Niall. –Confirmé. - ¿Y
qué hacían?
-No sé, parecían como agentes secretos, iban cuchicheando y
mirando hacia todos los lados.
Dylan me miró y se encogió de hombros sin saber. Vaya día
llevaba. Estaba lleno de misterios y yo no me enteraba de nada. ¿En qué clase
de lío se habían metido Niall y Zayn ahora?
Narra HARRY.
Intenté alejarme un poco de Louis y Sheila a la hora de ir a
la clase de física, a lo mejor así sería mejor. Yo no quería verme envuelto en
sus problemas, si Louis quería dejarse llevar por Sheila, me parecía bien, pero
eso no me incluía a mí. Yo no tenía por qué unirme a ellos. De hecho, tampoco
me habían contado nada, por lo que tampoco querían que yo me uniera a ellos.
Suspiré y entré en clase. Miré a mi sitio, Lane ya se encontraba en nuestro
asiento compartido, y estaba sacando las cosas, me sentí extrañamente incómodo
al recordar cómo había mirado antes a Louis. Al principio parecía sorprendida y
después decepcionada, y lo que más me molestó, era que mí me había mirado
igual. Yo no quería decepcionarla. De hecho, quería estar bien con ella. Me
había sentido fatal en ese momento, y nunca pensé que pudiera querer la
aprobación de Lane tanto como la quería en aquel momento.
Narra LANE.
Entré en la clase de física y me senté en mi sitio. Por lo
general, Harry llegaba más tarde que yo así que por unos minutos no tendría
problema. Cogí mi móvil intentando ser
discreta y le mandé un mensaje a Liam para que me contara qué tal se encontraba
Elly, ya que me había quedado realmente preocupada. Guardé el móvil y comencé a
sacar mis cosas. Noté movimiento a mi lado así que supuse que Harry ya había
llegado. No sabía que pensar, y en aquel momento tenía serias sospechas sobre
él.
-Hola. –Dijo Harry con voz grave.
-Hola.- Le contesté sin mirarle.
No quería volver a los problemas con él, así que me
mantendría ligeramente alejada. Pero le veía de reojo y me daban ganas de
tocarle. Y me confundía mucho aquel sentimiento. Sus rizos caían sobre sus ojos
por lo que no podía verle bien, pero sus labios estaban entreabiertos, y eso me
distraía, también. Quería no desconfiar de él.
La clase comenzó.
Harry giró la cabeza y sus ojos se encontraron con los míos.
No me molesté en apartar la mirada, seguí mirándole como si eso pudiera decirme
algo. Pero no tenía respuesta. Él abrió la boca, como si fuera a decirme algo,
pero volvió a cerrarla y bajó la mirada, y eso es todo lo que obtuve. Me sentí
muy, muy frustrada. Suspiré y aparté la mirada yo también. Noté mi bolsillo vibrar, por lo que supuse que
Liam había contestado a mi mensaje. Cogí
el móvil discretamente, aunque no pasé desapercibida, para mi desgracia.
-Lane. –Dijo la profesora. - ¿Le ha sonado a usted el móvil?
¿Tiene algún mensaje que atender?
Se la veía claramente enfadada y no iba a tener la suerte de que me dejara en paz, ya
que era una de sus peores alumnas. No podía hablar y se me acababa el tiempo,
parpadeé rápidamente y bajé la mirada.
Noté cómo por debajo de la mesa una mano rozaba la mía, y me
quitaba el móvil de las manos.
-Perdón, era mío. –Dijo Harry, enseñando brevemente mi
teléfono. –Se me olvidó ponerlo en silencio, lo siento.
La expresión de la profesora se suavizó visiblemente, ya que
Harry, al contrario que yo, era un alumno brillante, y la profesora le tenía un
cariño especial, de profesora, por supuesto.
-Que no se vuelva a repetir, Harry, aunque no te haga falta,
deberías estar atento. –Contestó la profesora. Siguió explicando, y Harry me
devolvió mi móvil.
Me miró de nuevo, y esta vez no pude aguantarle la mirada.
¿Por qué lo había hecho? No debería haberlo hecho. Alargué la mano y abrí la
palma para que él pusiera mi móvil en ella, y fue exactamente lo que hizo. Guardé el móvil sin haber leído el mensaje de
Liam y presté atención de nuevo a la profesora. Debería estar agradecida, y sin
embargo, estaba enfadada. Aunque probablemente estaba enfadada porque quería
algo de Harry que no podía conseguir. O a lo mejor me daba rabia que la
profesora tuviera preferencias con él.
Cuando terminó la clase, la profesora se hubo ido, y los alumnos
comenzaron a irse de la clase, me atreví a preguntárselo. Guardé las cosas en
mi mochila y me puse de pie para mirarle. Él vio que le iba a hablar, y se
levantó también.
-¿Qué pasa? –Me preguntó.
-¿Por qué has hecho eso? –Le dijo, cruzándome de brazos.
Arrugó la frente y entrecerró los ojos.
-Pensé que no te convenía meterte en líos en este momento. –Dijo
él, cruzándose de brazos al igual que yo.
-No entiendo por qué. Parece que lo hubieras hecho porque
sabías que no te dirían nada.
-Lo hice por ti. –Dijo bruscamente.
Bajé la mirada debido a que sus palabras me impactaron.
-¿Estás bien? –Dijo él, acercándose lentamente a donde yo
estaba.
-Sí Harry. –No, no estaba bien, quería saber que no te
habías pasado al otro lado y que aún yo te interesaba, pero por supuesto no
podía decírtelo. –Estoy perfectamente.
Me di la vuelta bruscamente para coger mi mochila e irme,
pero él no me dejó. Sujetó mi brazo y me obligó prácticamente a girarme. Bajó
la mano por mi brazo hasta agarrarme la mano y se acercó a mí hasta pegar su
frente a la mía.
-No soporto discutir contigo. –Susurró, casi rozándome los
labios.
Se me cerró la garganta y se me hizo difícil respirar. Harry
anulaba mis sentidos y atontaba mi cabeza, y la forma en la que me trataba solo
lo empeoraba. Sin embargo, no dio el paso, no me besó, simplemente se quedó con
su frente pegada a la mía, y agarrándome la mano. Y me estaba volviendo loca.
-¿Vas a besarme? –Lo dije en
voz tan baja que no supe si me había oído.
Y me besó. Con la mano libre cubrió mi cara y abrió mis
labios con los suyos para poder moverse sobre mi boca. Sin duda deseaba
aquello. Cada beso de Harry era adictivo. Por algún motivo, puse una de mis
manos en su pecho, notando su corazón que latía descontroladamente. Al menos no
era el único en sufrir el efecto. Soltó mi mano y la pasó por mi cintura,
apretándome contra él.
Me daba vueltas la cabeza. Ni siquiera me acordaba de qué
era lo que había pasado.
-¿Estás enfadada conmigo? –Dijo con sus labios sobre los
míos. Después, se separó para mirarme la cara.
Yo cerré los ojos y negué con la cabeza, totalmente
aturdida. ‘No, no me hagas esto Harry, no puedo ni recordar en qué clase
acabamos de estar’. Él, sonrió y me acarició la cara con el pulgar, para
besarme una última vez antes de soltar mi cintura.
Lentamente dejé que me soltara, y poco a poco fui capaz de
que mi cerebro funcionara en condiciones. Cogí mi mochila, y me la colgué al
hombro.
-Mierda. –Dije. Harry me miró con atención. –Liam no está.
Él se quedó pensativo y después entendió.
-¿Quieres que te lleve a casa? –Ofreció.
Probablemente no era la mejor idea, en ese momento tenía que
aclarar mi mente en muchos sentidos, y
estar en un coche a solas con Harry solo me haría querer besarle. Dios mío, me
moría por besarle de nuevo. ¿Qué me estaba pasando? Harry me lo hacía difícil a
la hora de pensar con claridad.
-No hace falta. –Dije, mirando como cogía su mochila y se la
ponía en los hombros. –Mi casa no está tan lejos.
-Lane, no vas a ir sola a casa. –Dijo, mirándome con
seriedad.
Caminé hasta salir de clase y me dirige a la salida. Sabía
que Harry estaba detrás de mí, pero no podía explicarle que tenía que alejarme
de él porque no sabía si estaba
enamorada de él y no sabía hasta que punto Sheila le había comido la cabeza.
-Sube al coche. –Dijo, poniendo un mechón de pelo detrás de
mi oreja. Después, se agachó hasta poner sus labios sobre mi oído y susurró
lentamente. –Por favor.
Me dio un escalofrío. ‘’Harry Edward Styles, te odio mucho
en este momento, y con mucho, me refiero a MUCHO’’. Cogí aire y lo solté en un
lento y profundo suspiro. No tenía nada de autocontrol.
-Está bien. –Accedí.
-Gracias. –Dijo. –No quiero que vayas sola.
Negué con la cabeza y le seguí hasta el coche. No entendía
nada de lo que había pasado aquel día, todo había sido una locura. Me monté en
el coche y me puse el cinturón. Harry hizo lo mismo y comenzó a conducir.
Intentaba por todos los medios no mirarle, porque quería convencerme a mí misma
de que tenía el autocontrol de no soltar mi cinturón de seguridad y lanzarme a
su cuello en cualquier momento. Sin embargo, sentía que le debía una disculpa.
-Siento haberte hablado borde. –Susurré. –No estaba de muy
buen humor.
Bueno, eso no era del todo mentira. Al menos estaba siendo
en parte sincera.
Harry me miró de reojo y negó con la cabeza.
-Bueno, yo hoy no estoy de humor para que estés cabreada conmigo.
–Dijo suavemente. –Así que no te disculpes.
-¿Por qué estás siendo suave conmigo? –Le dije sin pensar.
Él estuvo un momento en silencio, pensando en la respuesta,
pero sin quitar la mirada de la carretera en ningún momento.
-Porque quiero caerte bien. –Dijo.
No me esperaba esa respuesta para nada. La mente de Harry
parecía haber dado un vuelco. Y yo sentía cosquillas por todo el cuerpo, en
reacción a sus palabras. No podía creérmelo.
-Pero…Ya me caes bien. –Afirmé.
-Estás distante conmigo. No puedo soportar eso. –Se sinceró.
–No quiero que lo estés.
Cerré la boca esta vez. No podía hablar y no sabía que
decirle.
-¿Qué te ha pasado, Harry? Antes no me hablabas así. –Le dije
cuando aparcó enfrente de mi casa.
-Lo sé. –Dijo, mientras yo me quitaba el cinturón de
seguridad. –No sé qué me estás haciendo.