jueves, 13 de septiembre de 2012

Capítulo diez. (Maratón)


-Yo…No puedo, el viernes tengo que ir a mi abuela.-Dijo Harry, sin mirar a un punto concreto.
-Bueno, pues ya nos divertiremos nosotros por ti.-Dijo Louis, haciendo que los demás se rieran.

Todos rieron, menos yo. Simplemente me quedé mirando a Harry incrédula. ¿De verdad me había dicho que no? No quería ser así con él, no quería que no llevarme bien con él fuera un problema para que saliéramos todos juntos. Incluso había tenido esperanzas de que nos lleváramos algo mejor. Pero no. Al parecer todo lo que tenía que ver conmigo le repugnaba, le daba asco, le echaba para atrás.

Aparte la mirada, y miré mi plato vacío.
No lo entendía. Él me había ayudado con los estudios, había habido tranquilidad. Ni peleas, ni malas miradas, ni contestaciones bordes. Yo pensé que no le importaría venir, después de todo. Pero él siempre tenía que ser así. Y eso me hartaba, ya era hora de que esto cambiara.
Me levanté cabreada y le miré directamente a los ojos. Todo el mundo calló, y me miró.

-¿Sabes Harry? Quizá no quieras venir porque soy yo la que he intentado invitarte, pero al menos podrías venir por amabilidad. Lo siento si te he molestado con mi educación.-Notaba la rabia. Notaba mis ojos escocer. Notaba mis mejillas arder. Pero al menos, había tenido agallas de decirle lo que necesitaba que saliera de mí, por fin.

Salí de allí rápidamente, llena de malestar. Estaba harta de que Harry me hiciera de menos. De que me mirara mal. De que no pusiera de su parte. Yo podía aguantar mucho, pero no a una persona que no apreciaba el esfuerzo de otra persona.

Cogí mi mochila y salí del campus, todavía quedaban dos horas para que terminaran las clases, pero me dio igual. Caminé hasta  la casa de Liam, que era con quién me apetecía estar ahora. Él fue el que me abrió la puerta, y se sorprendió de que estuviera allí. 

Le conté lo que había pasado y él como siempre, escuchó sin interrumpirme hasta el final.
-Pues yo creo que Harry dice la verdad.-Dijo él, con voz normal, ya que poco a poco se estaba mejorando.
-¿Porqué Harry iba a querer venir?-Contesté.
-Yo no conozco demasiado a Harry, pero él no es un mentiroso. Y con tal de hacer el favor, incluso aunque fuera a ti, él iría, estoy seguro.
-¿Y si me haría el favor, entonces porqué le caigo tan mal?
-Igual no le caes mal.-Dijo él.-Igual simplemente le has malinterpretado, Lane.
Reí sarcásticamente.
-He visto como os trata a todos. No entiendo qué le he hecho yo para que sea un borde conmigo.
-Bueno Lane, dejemos que pase un tiempo, ¿vale? Y aunque esto no te guste, igual sería bueno que te disculparas con él.
Me quedé callada. ¿Pedirle perdón? ¿La situación se había vuelto tan violenta como para que tuviera que pedirle perdón? Yo no quería pedirle perdón. 

                                                              ***

El jueves llegó, y con él, llegó la vuelta de Liam, el que estaba totalmente recuperado y había venido a buscarme a casa como siempre solía hacer. Sin embargo, no mantuvimos ningún tipo de conversación en el coche, ya que yo iba más pensativa que otra cosa. Con muy buenas expectativas sobre aquel jueves, entré con Liam en el campus. Le contaría mi plan cuando ya estuviera hecho, para así tener la mente libre, a medida de lo posible. Ya que no quería que  Liam me hiciera pensar demasiado en el plan. Yo sabía que no lo hacía por Harry, si no por arrepentimiento, y porque Liam era como mi conciencia, y me hacía sentir remordimientos. Debía añadir, que últimamente había actuado como una niña demasiadas veces, así que debía plantearme el comenzar a actuar como una adulta. O al menos, como una adolescente con…Algo de cabeza.

Me pasé gran parte de la tarde del día anterior pensando en lo que pasó. Y me sentí estúpida, porque era cierto que yo no sabía si Harry decía o no la verdad. Y le chillé, como una niña pequeña. Y yo no era así, o eso creía. Porque desde que llegó Harry no había hecho más que estupideces. Asique estuve toda la tarde pensando en cómo pedirle perdón. Estaba dispuesta a tener una tregua con él, a llevarme bien con él. Y si no podíamos llevarnos bien, al menos no habría malos rollos. Estaba convencida de que podía conseguirlo.

Llegamos a clase y Liam se incorporó rápidamente a clase, venía al día y con los deberes hechos, por no hablar de que él había estudiado más que yo para el examen de la semana que viene, lo que no significaba que yo no hubiera estudiado. Es más, lo había hecho, pero no tanto como Liam.  Todos los profesores le elogiaron, e insinuaron que algunos deberían tomar ejemplo de él. Claramente eso no iba por mí, ya que yo también llevaba los deberes hechos y estudiaba para los exámenes.
Mientras Liam me ayudaba con un ejercicio,  yo no hacía más que mirar la puerta de reojo. No quería ir directamente a Harry. Igual podía preguntarle a Louis, pero eso probablemente haría que pareciera que me estaba aprovechando de él. Que en parte era lo que era, ¿no? Porque solo iba a preguntarle por Harry. Me sentía mal por eso. Pero así a lo mejor ya no tendría que preocuparme por sentirme mal por algo que me pasara con Harry nunca más.

Dejé de pensar en ello cuando Liam me repitió por tercera vez que prestara atención. Y lo hice. Porque Liam enfadado era un peligro. Aunque yo nunca le había visto enfadarse conmigo de la misma forma en la que se enfadaba con otra gente. A mí simplemente me daba la razón como a los tontos en medio de la discusión. Eso era cuando era él el que se enfadaba conmigo.
En cuanto tuve oportunidad de salir de clase, fui a buscar a Louis. Le vi en la salida del campus, al lado del Range Rover negro de Harry. No sabía si él podía estar allí, pero igualmente era una ventaja que Louis estuviera junto al coche de Harry. Caminé hasta allí y puse una mano en el hombro de Louis. Él se dio la vuelta con mala cara, pero sonrió algo al verme.

-¿Te pasa algo?-Le dije.
-Íbamos en el coche y casi chocamos con algún gilipollas.-Dijo.-Pero no importa. ¿Tú querías algo, Lane?
-Yo venía a buscar a…-Mi voz se fue apagando a medida que Harry aparecía desde la parte trasera del coche. Se guardó las llaves del coche en el bolsillo y me miró entrecerrando los ojos.
-¡Ah!-Dijo Louis, como recordando algo importante.- Al final Harry viene mañana con nosotros.

 Sus palabras fueron como un golpe. Me hizo sentir como una egoísta. Podía ser que Harry no estuviera mintiendo y hubiera cancelado sus planes por lo que yo le dije. O podía ser que venía porque le había pillado en medio de una excusa. Sin embargo, algo en su mirada me decía que no había mentido. Me miraba con culpabilidad y rencor. Y tuve que apartar la mirada, ya que des intencionadamente Harry me estaba haciendo sentir muy, muy pequeña con esa mirada tan simple.
Mi plan de pedirle perdón y hacer las paces con él se había visto extremadamente frustrado. Casi le había obligado a venir indirectamente. Ahora entendía por qué me odiaba. 

Y ahí fue cuando me di cuenta. Harry no era mala persona, sino todo lo contrario. Harry no ponía excusas, si no que de verdad tenía otras cosas que hacer. Harry tenía sentimientos: Se sentía mal por los demás. Por eso me ayudó, y probablemente lo haría si se lo pedía de nuevo. Porque él era una buena persona, y yo le había hecho sentir culpabilidad, el sentimiento más pesado de todos.
Sintiendo una ligera molestia en el pecho, evité mirar a Harry a los ojos
. Simplemente no me atrevía a mirarle.

-Bueno, Lane. ¿A quién buscabas?
-¿Sabes? No importa.- Dije, tragándome las ganas de rogar a Harry que me perdonara. Él era una buena persona. Y yo, una vez más, me había portado mal con él.
-Lane, sabes que puedes pedirnos lo que sea.-Dijo Louis.
Harry le miró de reojo, y luego volvió a mirarme.
-Sí, sí. Ya lo sé.- Dije aclarándome la garganta.-Pero…Eh…Me he acordado que lo que busco lo tiene Liam, pero gracias igualmente.

Sonreí y les saludé con la mano a modo de despedida, alejándome rápidamente del ridículo que acababa de hacer. ¿Qué iba a hacer ahora? Harry estaría mañana con nosotros y yo seguramente no podría mirarle a la cara. De nuevo me sentía algo patética. Qué vergüenza. Debería dejar de intentar que las cosas salieran bien con Harry. Básicamente porque nunca salían bien.


VIERNES, EL DÍA DE LA FIESTA.

-¿Entonces me estás diciendo que le pediste perdón?- Me dijo Liam mientras conducía de camino a clase.
-Que no, Liam.- Dije, exasperada.-Lo intenté, pero al parecer, cuando intento hacer algo para mejorar el mal rollo, él ya ha hecho algo mil veces mejor y me hace sentir mal conmigo misma, Harry ahora me parece tan buen chico que me siento mala persona.
-Asique al final nunca hay buen rollo, ¿no?
-No.-Contesté.
Liam intentó no reírse, pero no pudo evitar soltar una carcajada.
-Parecéis un matrimonio, y eso que apenas habláis.
-Gracias, Liam, de verdad, adoro tu apoyo incondicional. –Dije sarcásticamente.
Él volvió a reír.
-No te sientas culpable Lane.-Dijo, ahora poniéndose serio.-Yo creo que las cosas se solucionarán. Simplemente pásatelo bien esta noche.
Lo pensé.
-Tienes razón.-Cambié de tema rápidamente.- ¿Qué tal el libro?
-¿Qué libro?- Dijo pensativo- ¡Ah! El que me regalaste. Pues es tan bueno que ya me he leído la mitad.
-¿La mitad? Pero si te lo di hace un par de días.
-Ya, por eso te he dicho: ‘’Es tan bueno que…’’
-Que tonto eres Liam.-Dije riéndome a la vez que le daba un suave puñetazo en el hombro.
Entre bromas y risas llegamos a clase. Y el día pasó rápido, ya que como expliqué, los viernes en clase me resultaban divertidos.

Cuando llegué a casa, tuve que cuidar de Juliet, lo que no me importaba lo más mínimo. Dado que ya había aprendido a hacer que dejase de llorar. Si después de cambiarla, darla de comer y jugar con ella no se había relajado aún, me la ponía en el pecho y la daba suaves palmadas en la espalda; Tal y como Harry hizo.

Estuve pensando en qué ponerme. Y me acordé del vestido rosa que manché de vino y llevé a la lavandería. Me venía de perlas hoy. Agradecí haber llevado el vestido a la lavandería en el momento en el que me vi sin nada que ponerme. ‘’Vaya pija’’. Diréis. Pero simplemente no me gustaba ponerme la misma ropa dos sábados seguidos. Es más, pensaba regalar el vestido que me puse el día de la fiesta de Eithan. O quemarlo, lo que fuera más fácil.

Cuando mi tía vino a por Juliet, solo me quedaban cuarenta y cinco minutos para prepararme. Asique me enfundé el vestido rosa a toda prisa y corrí al baño como si no hubiera un mañana, para humedecer mi pelo con las manos, de modo que se me onduló aún más. Me maquillé un poco más de lo que ya estaba y corrí a ponerme unos zapatos sin tacón que pegaran con el vestido. El vestido tampoco era gran cosa, por eso lo llevaba hoy, porque iba a ser bastante informal. Exactamente igual que el vestido.

Salí de casa y caminé hasta la casa de Liam, donde habíamos quedado todos. Obviamente si la quedada era para alegrar a Liam después de haber estado enfermo, lo lógico era quedar en su casa. Por suerte, no había llegado tarde, allí estaban: Sheila, Louis, Niall, Zayn y Harry. Solo faltaban Elly y Liam. Y este último era imprescindible. Nada más llegar yo a la puerta de Liam, Elly y Liam salieron por la puerta. En ese preciso momento mi cabeza empezó a darle vueltas. ¿Qué hacían Liam y Elly en la misma casa? Es más, ¿qué hacían en casa de Liam? Y caí. Recordé cuando Liam me dijo que esa noche pediría salir a Elly, y probablemente eso habían hecho. Le miré sonriente, y él, al verme, me giñó un ojo, sonriendo también. Les saludamos y no perdimos más tiempo. Nos organizamos  para ir en los coches. Solo tenían coche Liam y Harry, por lo que ellos nos llevarían. Nos organizamos así: Elly, Sheila, Niall y yo iríamos con Liam. Zayn y Louis iban con Harry. Yo me puse detrás con Sheila y Niall, mientras que la nueva parejita se ponían alante.

En el viaje, descubrí que iba en medio de dos insanos mentales. Tanto Sheila como Niall estaban tan locos que me faltaba oxigeno para reírme tanto. Y me faltaba rímel para todo lo que estaba llorando de la risa.

Había algo en Niall y Sheila que me gustaba mucho. Y sinceramente, me moría de ganas de pasar más tiempo con ellos dos. Les adoraba sin casi conocerles. Y eso me gustaba. Me encantaba.
Llegamos allí. Liam al parecer nos había llevado a una bolera. Me encantaban los bolos. Salimos todos del coche. No faltó el Liam caballeroso que todos conocemos, que le abrió la puerta a Elly. Por alguna razón, me sentí orgullosa de Liam en aquel momento. Supongo que la mayoría de chicas querían un chico como él. Sin embargo, yo le tenía como mejor amigo, pero aún así, soñaba con un novio que por fuera divertido y extrovertido, y por dentro con un corazón tan puro como el suyo.
Suspirando de orgullo hacia mi mejor amigo, entré detrás de ellos. Pedimos la pista y los zapatos, elegimos los grupos, y comenzamos la mini-guerra.

Zayn, Elly, Louis y Harry era uno de los grupos, el otro grupo lo formábamos Liam, Sheila, Niall y yo. A Liam y a Elly les llovieron las bromas por parte de todos, ya que la parejita estaban en diferentes grupos. Zayn y Louis discutían la posibilidad de que Liam dejara ganar a Elly y viceversa. Niall simplemente reía, y Sheila y yo nos dábamos codazos costilleros mientras levantábamos las cejas sugerentemente.  

Entre risas, comenzamos la partida, y con fuerza, cabe decir. Zayn contra Liam, que no eran para nada malos. Zayn derribó 6 bolos a la primera y otros 3 en la segunda tirada, por lo que tiró todos los bolos, aunque no de strike. Mientras que Liam, tiró ocho a la primera, y el último bolo no pudo tirarlo. Ellos vitorearon a Zayn y nos dedicaron toda una serie de gestos de burla, mientras que nosotros animábamos a Liam mientras reíamos por la estupidez de los del equipo contrario.
Tirada tras tirada, el marcador iba completándose, y cada vez, los equipos estaban más empatados. Liam hizo strike, y Sheila volvió a hacer strike seguido a Liam, por lo que ganábamos al otro equipo por 15 puntos, cuando solo quedaban dos turnos más.

En tensión, Louis y Niall tiraron la penúltima tirada, ganado Louis, y quedando los dos equipos en absoluto empate. Y solo quedaba la última tirada, la decisiva. La que diría si ganábamos nosotros o ellos, y me tocaba tirarla a mí. Harry cogió su bola, y me miró apartándose el pelo de la cara. Podía ver en su cara la competitividad y las ganas de ganarme. Y con los gritos de ánimo de nuestros compañeros escuchándose de fondo. Harry y yo nos desafiamos con la mirada. Se me escapó una sonrisa maliciosa, y él levantó la cabeza en un gesto de superioridad, lo que me hizo entrar más en el juego. Y eso que yo no solía ser competitiva para nada.

Cogí yo mi bola, y los dos nos pusimos en posición. Ajusté mis pies a la pista para no resbalar, y calculé de tal forma que pudiera tirar todos los bolos. Como si el tiempo fuera a cámara lenta, los dos jugadores cogimos carrerilla para tirar con más fuerza. Harry tiró con facilidad, mientras que yo, al tirar, oí como el hueso de mi muñeca se desencajaba, haciendo un ruido de ‘clac’ que me resultó horrible. La bola de Harry dio perfectamente a los 9 bolos, mientras que mi bola cayó en el hueco, haciendo que se fuera por el otro conducto. 

Todos vitorearon a Harry y me daban palmadas en la espalda a modo de ánimo sin darse cuenta de la situación. Mi mano estaba en una posición imposible, y el dolor era bastante fuerte. Intenté no gritar,  y busqué a Liam con la mirada, que ya me estaba mirando con preocupación. Corrió hacia mí, y se dio cuenta de lo que pasaba. 

Todos callaron y se quedaron mirando. Yo respiraba lentamente, ahogando mis gritos, pero cerrando los ojos con fuerza para no mirar mi muñeca.
-No tiene buena pinta.-Dijo Liam.
-¿Tú crees Liam, tú crees?-Dije sarcásticamente, pero con los dientes entrecerrados.
-Te llevo al hospital.-Dijo, y se dirigió al resto de la gente.- ¿Ahora iréis a tu casa, Harry?
-Si.-Le oí decir.
-Vale, pues ir en el coche de Harry, yo me llevo a Lane al hospital.
Levanté la mirada a tiempo de ver como Harry asentía con la cabeza rápidamente, casi preocupado.
 Mientras Liam y yo dejábamos los zapatos de bolos y caminábamos hacia su coche, se acercó a mí  para susurrarme en el oído.
-Lane, tú, y solo tú, te rompes la muñeca jugando a los bolos.

NARRA HARRY.

Hice un tiro perfecto. Un strike. Tras ello, miré la pista de Lane para comprobar que no me había ganado, pero al ver que no había tirado ningún bolo, no pude evitar mirarla. Lane se agarraba la mano con fuerza y apretaba los labios para no gritar. Bajé la mirada hacia su mano, que parecía algo deforme. Su muñeca estaba fuera de lugar, torcida a la derecha desde el hueso. Estaba rota. En cuanto me di cuenta, intenté acercarme para ver si estaba bien, pero Liam había sido más rápido, así que me quedé mirando desde mi sitio. Tras una pequeña conversación entre ellos, Liam nos dijo que les esperáramos en casa. Yo quería ir al hospital, yo quería llevar a Lane, porque me había preocupado. Supongo que en cualquier caso tenía lógica que fuera con su mejor amigo, el cual la iba a distraer hablándola, y la iba a tratar con mucha más delicadeza de lo que yo podría hacer dado nuestro limitado contacto. 

En cuanto llegamos a mi casa, Louis y yo pensamos en hacer la cena mientras Lane y Liam llegaban. Zayn y Niall estaban en el salón, mientras que Elly y Sheila, estaban ayudándonos en la cocina, hablando entre ellas con preocupación sobre Lane. Louis y yo escuchábamos su conversación, pero permanecíamos callados. 

Terminamos de hacer la cena, y pusimos la mesa, con cubiertos, y todo lo necesario. Cuando volví a la cocina para coger la jarra de agua, Louis tuvo una idea.
-¿Tu casa está libre, no?-Dijo, sonriendo.
-Ahá.-Asentí.
-¿Porqué no nos quedamos todos a dormir hoy?
Lo pensé, pero no me dio tiempo a contestar a Louis porque sonó el timbre. Caminé hasta la puerta y abrí. Liam y Lane aparecieron riéndose, y yo me sentí aliviado. Aunque ahora el brazo de Lane se veía cubierto por una escayola.
-Hola Harry.-Dijo Liam, entrando.
Lane dudó un poco.
-Pasa, Lane.-La dije.

Ella me sonrió tímidamente y entró. Todos la preguntaron qué tal estaba, mientras poníamos la comida en la mesa. Louis no la quitaba el ojo de encima, y le prestaba más atención que nadie. Ella no se veía agobiada, es más, estaba siendo agradable pese a que la estaban haciendo cientos de preguntas.

Comimos todos juntos, mientras Liam se reía cariñosamente de Lane por haberse roto la muñera jugando a los bolos. Ella simplemente le miraba con falso odio, pero la entraba la risa al instante.
En cuanto terminamos de comer, pensé en lo que Louis me dijo, y lo comenté en voz alta. 

-¿Os apetece quedaros hoy a dormir aquí? La casa estará libre esta noche.

Todos asintieron con la cabeza, animados. Lane al parecer entró en shock, y no contestó, pero nadie la preguntó.
Me levanté para comenzar a recoger platos, y Lane fue a la cocina a dejar unos cuantos vasos. Aproveché, y la seguí, para estar solos en la cocina. Me acerqué a ella por la espalda, y se lo dije en bajo para que nadie me oyera.

-Yo tenía la excusa para no quedar hoy, y sin embargo lo cancelé y fui con vosotros, ¿tú que excusa tienes para no quedarte a dormir?


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